Voy a tratar de explicar a fondo la situación, con palabras y frases que no indiquen lo superficial del hecho, la corteza, sino lo más íntimo. Sin embargo hay algo que me lo impide. Para hacerlo tendría que revolver en mi, y eso suele molestarme, porque implica compromiso, fortaleza, aceptación, y yo para conmigo no soy muy bueno.
No solo eso, sino que para que el hecho quedase totalmente aclarado también tendría que hurgar en otra persona. Lo que acabo de escribir da una pista, ya no soy solo yo el comprometido, es decir, más de una persona participó del hecho.
Uno a veces, bueno, muchas veces, planea con fervor acontecimientos para que salgan de la mejor manera, o mejor dicho - o escrito - para que nos salgan de la mejor manera. El hecho que tengo la necesidad de contar no eludió ese proceso, de hecho fue una de las cosas que con más anticipación e ímpetu trabajé. Y digo, o escribo, "trabajé", porque sinceramente necesitó de mucho esmero. Esmero...ahora pienso que no fue demasiado, pero eso lo pienso ahora, antes mi cabeza explotaba, mi mente estaba en líos, en nudos, temblaba. De modo que reprocharme ahora cosas que antes parecían tejidas minuciosamente no da resultado. Siempre hay un contrincante, de cualquier tipo, tangible o intangible, como en el ajedrez, o en los dados.
El hecho aconteció, estuvo, existió, pero...¿acaso a ustedes les interesa realmente? ¿Soy quien para andar contando mis situaciones como si atiborraran de importancia? Bueno, tampoco soy quien para hacer semejante juicio, eso queda en sus manos. Pueden voltear el libro y blasfemar sobre él, eso queda en sus manos. El hecho no fue desagradable, muy por el contrario. Pero, ¡oigan! ¿Yo, metiendo la mano en mi propio bolsillo? No.
El hecho sucedió, pero jamás lo voy a contar.
Entonces para ustedes...¿sucedió realmente?