miércoles, 25 de diciembre de 2013



Ave, que interrumpes el silencio
 con tu sombra insignificante
 ve por mi y ve por todos
 diez pasos hacia el norte.
 Ponte en mi como una bandera,
 frente a frente.
 No hay nada de ti, ave, que
 yo no sueñe.
No hay nada de mi, ave, que
 no halla soñado que tu le lo
 llevas y lo conviertes en ave.
 Frente a frente, con el impulso decisivo
 de tu cuerpo, en vuelo libre y consciente,
 choca contra mi pecho y destrózalo.