Pasó todo muy a nuestro pesar. Muy a pesar de los vacíos, y bordeando todas las incertidumbres yo consigo sentirme a tu lado. No entiendo por que, ni si quiera te veo dormir.
Devuelta un hilo, que hace ya rato dejó de ser esporádico, sostiene muy débilmente mi cuerpo.
Solo abraza, y abrázame hasta el desaliento.
Blanca, llana, y encendida veo tu alma.
Tu alma, que quizás sean dos.
Tu voz, que quizás sea el viento.
Tus manos, que quizás sean esta soga.